El papel de la mujer en la ciencia

El 11 de febrero fue el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Su propósito es reivindicar el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas. Pero como sucede siempre con el feminismo, este propósito loable se empapa de argumentos manipulados o mentirosos para mover una agenda política. Y al final, lo último que importa es su objetivo original.

Echemos un vistazo a este artículo de Vozpópuli titulado «¿Por qué hay menos mujeres en carreras de ciencia?».

Directamente, el titular ya está mal.

¿Es verdad que no hay mujeres en ciencia?

Si leemos un poco dentro de la noticia, podemos ver que «solo un 28 % del alumnado universitario que estudia carreras STEM (acrónimo inglés que aglutina ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) en España son mujeres». He aquí la manipulación: todas las STEM son ciencia, pero no toda la ciencia es STEM. Porque la Medicina, por poner un ejemplo, también es ciencia. La Física, la Química o la Geología también son ciencias, y no son STEM.

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De hecho, si observamos esta tabla y los porcentajes que en ella figuran para el curso 2014-2015, vemos los siguientes porcentajes:

  • Ciencias de la vida: 55% de mujeres.
  • Física, Química y Biología: 43% de mujeres.
  • Matemática y Estadística: 40% de mujeres.
  • Medicina: 65% de mujeres.
  • Enfermería: 80% de mujeres.
  • Farmacia: 69% de mujeres.

Podemos comprobar que en varias carreras de ciencias las mujeres son mayoría, aplastante en algunos casos. Podríamos pensar que el titular correcto debería haber sido «¿por qué hay menos mujeres en algunas carreras de ciencia?».

Entonces, ¿por qué el titular miente diciendo que hay menos mujeres en Ciencias? ¿Medicina no es ciencia o es que las STEM valen más que las demás? ¿Hay ciencias de primera y ciencias de segunda? No, amigos, hay manipulación y agendas políticas e intereses personales. Como siempre.

Sí es cierto que si miramos los porcentajes de ingeniería y ciencias de la computación (informática) tenemos un 24% y un 13%, respectivamente. Sí, son números bajos. Desde ciertos sectores se lleva mucho tiempo investigando por qué.

La conclusión más típica de estos estudios es que no hay referentes femeninos en la ciencia y por eso las niñas no se interesan por ella. El mismo artículo de Vozpópuli menciona esto. Y es cierto que en la ciencia hay pocos referentes femeninos, porque es un ámbito que tiene siglos de historia, siglos en los que ha habido machismo y las mujeres han estado apartadas o ignoradas. Es difícil en cualquier rama de la ciencia encontrar grandes mujeres descubridoras, desde Medicina hasta Matemáticas, pasando por Ingeniería.

Ahora, si la falta de referentes femeninos en una carrera de ciencias hace que las mujeres no se interesen por ella, ¿alguien puede explicarme de dónde salen el 65% de mujeres en Medicina o el 69% en Farmacia? ¿Por qué en estas carreras las mujeres son mayoría a pesar de haber los mismos pocos referentes? Exacto, porque no hay relación entre referentes e interés. Es más, vayámonos fuera de la ciencia: por ejemplo, en Artes encontramos un 62% de mujeres… cuando durante la historia la mayoría de artistas también han sido hombres. Sencillamente, no se sostiene.

¿Pero por qué el feminismo defiende esta conclusión errónea?

Porque de esa conclusión salen las medidas políticas: hay que «feminizar la ciencia». Esto implica hablar de mujeres científicas «referentes». El problema es que si no se hablaba de ellas es porque no eran referentes. Durante los tiempos ha habido muchísimos científicos, pero sólo son referentes aquellos cuyos descubrimientos han sido los más importantes, tanto hombres como mujeres. Hablar de una mujer científica sólo por ser mujer, aunque su aportación a la ciencia haya sido pequeña, es condescendencia. Y es algo que muchas mujeres consideran machista. Hace siglos no se las dejaba brillar porque estaban apartadas, ahora, porque no se las valora por sus méritos. Dejemos brillar a las mujeres por sí mismas, y reconozcámoslas por sus méritos, no por su sexo.

Otra de las medidas que salen a la palestra rápidamente es que hay que invertir dinero en fomentar la participación femenina en estas carreras. Dinero que pasa por las manos de feministas que ganan dinero dando charlas u organizando campañas publicitarias. ¿He hablado ya de los intereses personales? Hace tiempo un profesor de mi universidad reconoció que llevan años con campañas y anuncios para fomentar que las mujeres entren en carreras «de hombres»… y admitió que no hay manera. En las ingenierías «de mujeres» entran sin problema, pero no consiguen levantar los números en Mecánica o Informática.

Sin embargo, ¿cuál será la solución que propondrá el feminismo ante una estrategia que claramente no funciona? Organizar campañas aún más grandes y con mayor financiación. Para que el mensaje dinero feminista llegue a más niñas mujeres aprovechadas. Un gran negocio para algunas.

¿Y cuál es entonces la solución? Bueno, para que haya una posible solución ha de haber antes un problema. Y sinceramente, no lo hay. Yo estoy estudiando una ingeniería «de hombres» y las pocas mujeres que hay reciben el mismo trato que los hombres. De hecho, hay más diferencia de trato por otros factores antes que por el género.

¿Entonces, por qué en algunas carreras de ciencias hay menos mujeres?

Porque tenemos gustos diferentes. Es así de sencillo. Hombres y mujeres tenemos de media gustos diferentes, y eso no es malo. El feminismo ve cualquier clase de desigualdad entre hombres y mujeres, por insignificante que sea, y se tira de los pelos. Les gustaría que fuéramos todos iguales, todos clones. No soportan que a una mujer le guste una muñeca o a un hombre, el fútbol. Quieren que a todos nos guste lo mismo. Y «lo mismo» es que ellos decidan qué tiene que gustarnos, claro. Pista: esa gente viene a ser la misma que no para de proclamar cuánto le gustan la diversidad y la libertad.

Las desigualdades que son malas son las desigualdades en tres puntos: derechos, obligaciones y oportunidades. Todo lo demás no es desigualdad, es diversidad. Diversidad que parecen odiar, especialmente la de pensamiento.

Vozpópuli atribuye estas diferencias a la educación a raíz de un artículo de la revista Science del 2017. Éste estudio arroja dos conclusiones:

  • Primero, que a los cuatro años no hay diferencias entre sexos, a los cinco las niñas ven las ciencias difíciles y a los seis, como algo de niños. Y que comienzan entonces a abandonar la idea de que estas materias son para ellas.
  • Segundo, que «estereotipos comunes asocian el triunfo y las altas capacidades intelectuales a los hombres y por eso las niñas no se sienten atraídas por carreras asociadas a estas cualidades».

Es decir, afirma que las niñas consideran las ciencias más difíciles y que es por culpa de la educación. ¿Tiene razón? En parte. En el primer punto, podemos decir que sí. Es un dato objetivo de un estudio real, difícilmente cuestionable. El segundo punto, en cambio, es una conclusión totalmente subjetiva que podemos contradecir.

¿Es culpa de la educación o de la biología?

Este fenómeno no tiene nada que ver con lo social y sí con lo biológico. La explicación de que las niñas piensen que las ciencias son difíciles es que, desde su punto de vista, otras tareas son más fáciles. A ver si se entiende con un ejemplo:

  • Niño A, tiene una capacidad (1 a 10) de 6 para las ciencias y de 4 para la expresión escrita. Para el niño A, las ciencias son más fáciles que escribir cuentos y concluye que las ciencias son fáciles.
  • Niña B, tiene una capacidad de 6 para las ciencias y de 8 para la expresión escrita. Para la niña B, escribir cuentos es más fácil que leer sobre ciencia, y concluye que la ciencia es difícil.

Como se ve, la niña es igual de buena que el niño en ciencias. Sin embargo, como hay otra materia que se le da mejor, piensa que lo más difícil es la ciencia. Esto implica que la dificultad de una materia es algo subjetivo. Puede estar influido por muchos factores, como por ejemplo, el rendimiento en las demás materias.

Vamos a apoyarnos en unos cuantos estudios sobre este tema, sobre los que hablaremos a continuación. Si los estudios te aburren, puedes saltar a la sección «en resumen, los estudios dicen que…». Aunque, por supuesto, te recomendamos leerlo todo.

La subjetividad de la dificultad de una materia es la explicación de este estudio, que afirma lo siguiente:

En inglés:

«The above analyses show that most boys scored relatively higher in science than their all-subjects average, and most girls scored relatively higher in reading than their all-subjects average. Thus, even when girls outperformed boys in science, as was the case in Finland, girls generally performed even better in reading, which means that their individual strength was, unlike boys’ strength, reading. […] This pattern should result in far more boys than girls pursuing a STEM career in more gender-equal nations, and this was the case».

En castellano:

«Los análisis superiores demuestran que la mayoría de chicos sacaron notas relativamente superiores en ciencias que en la media de todas las asignaturas, y la mayoría de mujeres sacaron notas relativamente superiores en lectura que en la media de todas las asignaturas. Así, aun cuando las niñas superaron a los niños en ciencias, como era el caso en Finlandia, las niñas rendían mejor en lectura, lo que significa que su fortaleza individual era, al contrario que la fortaleza de los niños, la lectura. El descubrimiento relevante aquí es que las diferencias intraindividuales entre sexos en fortalezas relativas en ciencias y lecturas crecían cuando lo hacía la igualdad de género. […] Este patrón debería resultar en muchos más niños que niñas buscando dedicarse a una carrera STEM en los países con mayor igualdad de género, como fue el caso».

El estudio incide en que las fortalezas son relativas. Además, estas diferencias se acentúan en los países igualitarios, como Finlandia. Esto se llama paradoja nórdica (o noruega). Básicamente, consiste en que cuanto más igualitaria es una sociedad, más se acentúan los roles tradicionales de género. Lo cual debería hacernos pensar que quizá no sean culpa de la educación. Y además, más adelante se puede leer:

«In all countries except for Lebanon and Romania (97% of countries), boys’ intraindividual strength in science was (significantly) larger than that of girls. Further, in all countries, girls’ intraindividual strength in reading was larger than that of boys, while boys’ intraindividual strength in mathematics was larger than that of girls. In other words, the sex differences in intraindividual academic strengths were near universal».

Estas diferencias en las fortalezas relativas de los niños se dan en el 97% de países.

Este otro estudio afirma:

«Intellectually talented adolescents with stronger visuospatial ability relative to verbal ability (determined intraindividually) were more likely to be found in engineering, computer science, and mathematical fields, whereas those with the inverse ability pattern tended to gravitate toward humanities, social science, organic science, medical arts such as nursing, and legal fields (Shea et al., 2001). A similar pattern also emerged for relative intraindividual strengths in quantitative versus verbal abilities, with visuospatial ability exhibiting somewhat greater overall discriminative power. That is, students who are relatively more verbally than quantitatively or spatially talented gravitate toward the humanities and social sciences, whereas those with the opposite ability pattern lean more toward engineering and the physical sciences. Webb, Lubinski, and Benbow (in press) obtained similar results with an independent sample of 1,060 high-ability adolescents tracked for 5 years. These findings held for both males and females.»

Resumiendo: los adolescentes con mayores capacidades visuales, espaciales o cuantitativas era más probable que acabaran en STEM. En cambio, los adolescentes con capacidades opuestas, como las verbales, solían acabar en humanidades, ciencias sociales o ciencias de la salud. Estos descubrimientos se mantenían tanto para hombres como para mujeres.

Otro estudio:

«Young children with advanced mathematical skill (N = 276) were followed for two years, during kindergarten through 1st grade or 1st through 2nd grade. Children were randomly assigned to an intervention condition reflecting a constructivist approach or a control condition. Mean scores for the control group on standardized math verbal, and visual-spatial measures increased or remained the same. Boys gained more than girls on the quantitative and visual-spatial measures.»

Niños de guardería y de Educación Infantil fueron seguidos durante dos años. En ese tiempo, se comprobó que los niños mejoraban más que las niñas en cualidades cuantitativas, visuales y espaciales.

No quiero alargarme mucho, pero también podríamos hablar de cómo las niñas con 36 horas de vida ya tienden a prestar más atención a las caras que los niños, de cómo los monos, al elegir juguetes, suelen seguir las mismas diferencias entre sexos que los humanos, o de cómo niños y niñas muestran tener preferencias diferentes desde que son bebés.

En resumen, los estudios dicen que…

Dicen que las diferencias entre hombres y mujeres en este aspecto apuntan a factores biológicos debido a que:

  • Son muy universales (hay variedad, pero la capacidad espacial masculina contra capacidad de lectura y expresión escrita femenina se da en todos los sitios).
  • Se acentúan en países con mayor igualdad de género.
  • Las preferencias no tienen nada que ver con las niñas siendo «peores» necesariamente, sino que tienen otras capacidades más desarrolladas.
  • Aparecen desde edades muy tempranas.
  • Resisten los continuos intentos de socialización (ej: las mujeres no van a las STEM ni siquiera con ayudas y becas especiales).
  • Todo esto sin perjuicio de los factores sociales, obviamente. Por mucha biología que haya, si a un chico no le enseñas matemáticas no va a hacer nada en ciencia.

Conclusión

Hombres y mujeres tenemos gustos diferentes, y eso no es malo, al contrario, es una muestra de diversidad. Hay que hacer todo lo posible porque cada persona pueda brillar en la carrera que elija, y porque tenga las mismas oportunidades que cualquier otra persona. El único factor que determine el éxito de una persona deben ser sus méritos, nunca su sexo.

Aquellos que dicen que las ciencias son machistas o que hay pocas mujeres en ciencias mienten descaradamente. Hay muchas mujeres en ciencias, y cuantas quieran apuntarse serán siempre bienvenidas. A las mujeres que piden más mujeres en STEM habría que preguntarles por qué no se apuntaron ellas. Sencillo: porque no quisieron. No hay carreras sólo para hombres ni carreras sólo para mujeres, hay carreras diferentes para gustos y personalidades diferentes. Respetar eso es clave para garantizar la libertad de elección de cada persona.