El feminismo, enemigo de la mujer en el trabajo

Las relaciones en el trabajo entre hombres y mujeres están cambiando, ¿pero es positivo este cambio para la mujer en el entorno laboral?

 

El feminismo hace mucho que perdió el norte, dejó de reclamar dignidad y empezó a exigir privilegios, prueba de ello es que ya no se permite la libertad, sino que se pretende exigir a las empresas cuántas mujeres, y en qué puestos, deben tener. Que en un principio se hablaba de hacerlo en los consejos de administración, pero al final hemos acabado también en los puestos intermedios (en los puestos bajos la igualdad no mola, por lo que parece). Por cierto, todo esto llevado por la vía urgente, porque es vital para la supervivencia del país eso, no cabe duda.

Respecto al #MeToo, ha creado un ambiente malísimo para la mujer, laboralmente hablando. Mujeres sacando a la luz 30 años después, cuando sus carreras casualmente se van cayendo, suena más a aprovechar un movimiento que quiere dignificar a las víctimas que a una víctima real. Es perfectamente posible que muchos de los casos sacados a la luz (pocas lo denuncian) décadas después sean ciertos, pero no cuentan con la mejor representante del mismo, ya que lo comenzó Asia Argento, la misma que ha sido denunciada por violar a un menor, Jimmy Bennett, caso en el cual existen pruebas como contrato de confidencialidad y reconocimiento de Asia sobre que mantuvieron relaciones sexuales. La acusadora, acusada: en este artículo os vamos a comentar algo así, cómo lo que pretende ayudar a las mujeres en el trabajo, está precisamente empeorando su situación.

La pregunta es ¿afecta esto a las mujeres? ¿Acaso no es bueno que haya más mujeres en los consejos de administración y de directivas?

Pues sí, y mucho. A la segunda pregunta, si es por cuotas, ya podemos demostrar que no, no lo es.


Os mostraré un tuit donde lo más interesante está en la fotografía que muestra, es una gráfica con los beneficios de haber invertido en diferentes índices bursátiles, es decir, en agrupaciones de empresas. Observad la diferencia entre los índices de fondos de riesgo y un fondo llamado »Pax Ellevate Global Women Leadership Fund», el cual solo incluye a las empresas con mayor índice de liderazgo femenino, es decir, con mayor porcentaje de mujeres directivas, en sus consejos de administración, etcétera.

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Como podéis ver, la rentabilidad de una inversión feminista (en la página del fondo así lo llaman) es entre un 74.29% y un 211.57% menos productiva o beneficiosa que una inversión en un fondo dedicado a eso, a ganar dinero.

A pesar de ello, puede que pienses, «bueno, gana menos pero sigue ganando dinero, así que es rentable». Claro, en un momento de crecimiento, sí, ¿pero y si mañana comienza una nueva crisis? Esas inversiones perderían valor y por lo tanto, la rentabilidad sería mucho más baja, e incluso negativa, si no tienes suficiente margen. ¿Quién está más desprotegido en una crisis? ¿Los fondos especializados o el fondo feminista? El fondo feminista es el primero que perdería dinero en caso de una crisis ya que su margen es mucho menor que los del resto para cerrar posiciones y desprenderse de los activos antes de que su valor sea inferior al del inicio de la inversión.

De hecho, si miras su portfolio se basan en empresas consultoras tecnológicas y de banca como sus mayores activos, precisamente son dos de los sectores que más sienten las crisis, ya que su volumen de negocio, y por lo tanto de beneficios, baja de manera drástica, así como la incertidumbre de que el sector siga siendo rentable durante lo que dure la crisis. Así como también basan parte de sus inversiones más importantes en alguna empresa de tiendas de belleza como Ulta Beauty.

¿Pero entonces las mujeres no saben invertir?

En Ser Hombre No Es Delito, no creemos que las mujeres sean ni más tontas ni más listas que los hombres, por lo tanto vamos a descartar que sean por ello esos resultados, sin embargo, recordemos que ese índice se fundamenta en empresas que tienen »políticas de diversidad» más duras, por ejemplo, cuotas. Y aquí llega todo, no es que las mujeres sean menos válidas, es que a los puestos de responsabilidad están llegando mujeres que no están preparadas para ello por culpa de las cuotas, que obligan a introducir mujeres aunque no sean el candidato más capaz.

Para quienes aún así sigan creyendo que las cuotas son buenas, veamos cuales son los países con más mujeres directivas del mundo…

  1. Jamaica
  2. Colombia
  3. Saint Lucia
  4. Filipinas
  5. Panamá
  6. Bielorrusia
  7. Letonia
  8. Guatemala
  9. Bahamas
  10. Moldavia

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Esa es la lista de los países con mayor presencia de mujeres en puestos directivos, del 2015 (lo siento, pero no he encontrado una más actualizada mientras hacía el artículo). Como veréis, no destacan países muy conocidos por sus políticas de igualdad en las empresas, como cuotas, de hecho un país que sí es conocido por las »políticas de diversidad» en las empresas como es EEUU, está viendo como las mujeres que dirigen empresas empiezan a bajar

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¿Por qué ocurre esto? Bueno, en Noruega ya quisieron imponer cuotas, pero no salió bien la jugada… En el país nórdico se legisló para que las empresas cotizadas estén obligadas a tener un 40% de mujeres en sus consejos de administración, ¿resultado inmediato? De las 500 empresas que estuvieron obligadas, unas 100 cambiaron su estructura legal para evadir la ley. Además, siguiendo la misma línea que la gráfica anterior sobre inversiones en diferentes fondos, esas empresas noruegas vieron como por cada 10% de incremento de presencia femenina, bajaba un 12% el valor de la compañía. De hecho, todavía hay más, y es que tras obligar a poner a tantas mujeres como consejeras, ninguna consiguió el puesto de consejera delegada en los consejos de administración.

En España ya se han creado varias leyes para promover la igualdad en el trabajo entre hombres y mujeres, una podría ser la 39/1999, que analizan Nuria Rodríguez Planas y Daniel Fernandez Kranz en este artículo, cuya conclusión es la siguiente:

«Tras la ley, las mujeres jóvenes en España lo tienen más difícil para encontrar trabajo, obtener un contrato indefinido e incluso conciliar su día a día profesional con su vida personal. La ley produjo unos incentivos perversos que han acabado perjudicando al grupo al que se pretendía ayudar».

A todo esto hay que añadir que cuando un ejecutivo está buscando empleados solo el 19% de las veces tiene en cuenta que sea una mujer (para promover la posición de responsabilidad de las mujeres en las empresas), y tiene en cuenta factores más lógicos y productivos (como que tenga un fuerte liderazgo y se haga respetar). Sin embargo, cuando es una mujer el factor de contratar a otra mujer para que las mujeres ganen representación asciende al 43%, y no tiene tanto en cuenta el liderazgo y respeto o la diversidad de habilidades en los empleados. Datos del estudio »Igualdad de Género en los puestos Ejecutivos: Una paradoja» de KRC Research y Weber Shandwick, como podréis ver a continuación, cuya tabla se encuentra en la página 18 del mismo.

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¿Crees que he acabado? En absoluto, aún hay más, y sí, más malas noticias para las mujeres trabajadoras.

Si tuvieras compañeros que pueden joderte en el trabajo o incluso conseguir que te despidieran por un privilegio que pueden usar si se cabrean contigo, ¿qué harías? Exacto, evitarlos, y eso es lo que están haciendo últimamente los hombres con sus compañeras de trabajo, especialmente en Estados Unidos y Reino Unido.

La Society for Human Resources Management (Sociedad para la Gestión de Recursos Humanos) de Estados Unidos ya ofrece datos al respecto y es que parece completamente inverosímil que en solo un año los asaltos sexuales en el trabajo (violaciones) se hayan incrementado en un 83% en California tras el #MeToo. Parece más probable que mujeres con pocos escrúpulos usen los mecanismos de víctimas para solventar problemas personales o mejorar su situación a costa del sufrimiento de otras personas, como ya ha pasado varias veces en España con las denuncias falsas por violación grupal, como en el caso de la feria de Málaga, un par de ellos en Galicia, entre otros…

Pero no queda ahí la cosa. Sí, aun puede ir a peor: según los datos del estudio de la SHRM, un tercio de los directivos y una cuarta parte de los gerentes han cambiado su comportamiento para contratar tras el #MeToo porque reconocen que se ha creado »un ambiente de trabajo hostil para ambos géneros». Es lo que tiene el alarmismo infundado: no solo ellos sufren el pánico de ser expulsados por una denuncia que puede ser falsa, ellas sufren las consecuencias de creer que todos sus compañeros quieren violarlas, bueno, sólo las que sean suficientemente tontas para creer que todos o casi todos los hombres son violadores. También pueden ser minusvaloradas por el resto de compañeros, puesto que nunca sabrán (ni ellas mismas sabrán) si están ahí por sus méritos o sólo por cumplir una cuota.

Por ello, los hombres, en especial directivos, están cambiando su comportamiento respecto a las mujeres en el trabajo. Ya muchos no llevan a mujeres a sus viajes de negocios (lo cual impide que ganen experiencia), evitan subir con ellas en los ascensores, se sienten incómodos trabajando a solas con una mujer (reduciendo su productividad), evitan las salidas nocturnas con ellas para celebrar tratos o un buen día de trabajo y no las invitan a sus círculos cercanos, evitando que las mujeres creen redes de contactos o aumente la confianza en ellas.

A todo esto, ¿recordáis el dato sobre un aumento en un 83% sobre las denuncias por asalto sexual en California? Pues en Los Ángeles, su capital, los fiscales no han presentado todavía ningún cargo penal.

Al final esto conlleva precisamente que una mujer, al no poder relacionarse bien con los altos cargos, éstos nunca piensen en ella para promocionarla, y que como los hombres evitan ayudar en el trabajo a las mujeres, éstas perderán productividad y con ello, de nuevo, no podrán promocionar en el trabajo. Incluso pueden acabar siendo despedidas por un rendimiento deficiente o una situación en la que hayan cometido un fallo por la falta de cooperación.

Terminemos con una situación tan esquizofrénica y cómica como la del padre de Joyce Chastain, presidenta de Chastain Consulting, el cual evita por todos los medios quedarse a solas con una mujer en su oficina (él es alto cargo de una gran empresa) y a los viajes de negocios se lleva a su mujer para evitar quedarse a solas con otra mujer. Incluso no se toma con otra mujer cafés o desayunos, sino que invita a su mujer, tal y como hace Mike Spencer.

De hecho son varias personas las que ven con sus propios ojos cómo el ambiente se está enrareciendo y pasando a ser tóxico para la colaboración entre sexos en el trabajo, un ejemplo de ello, la siguiente tuitera:

En fin, esta es la época que nos ha tocado vivir a los hombres, por desgracia, ésta es también la época que os ha tocado vivir a vosotras las mujeres.


A colación, una mujer de nuestro proyecto nos dejó hace tiempo las siguientes reflexiones sobre el tema:

Me afecta, primero de todo porque tengo familia y pareja, y quiero un futuro digno para ellos. Me afecta porque las reivindicaciones feministas atentan contra mi propio futuro, al pedir cupos en el trabajo y haber cada vez más denuncias laborales de mujeres por cualquier motivo al final veo que a las mujeres nos van a segregar en el trabajo, van a meter limpiadoras, administradoras y recursos humanos, y los trabajos técnicos a los que yo quiero acceder serán terreno únicamente de hombres para que la empresa evite líos con sus trabajadores. Me afecta porque hasta que eso ocurra si accedo a un trabajo técnico todos mis compañeros pensarán que estoy allí por cupos y no por méritos y hasta yo tendré mis dudas, arrebatándome así mi dignidad en el trabajo. Me afecta porque esa gente no quiere una baja paternal igualada a la maternal, por lo que si decido tener hijos y no tengo familiares cerca tendré que pasar la peor etapa de su crianza yo sola mientras mi pareja trabaja.

Pues sí, las que estamos sufriendo que cada vez quieran contratar menos mujeres, que los hombres decentes nos miren con horror y tengan miedo de acercarse a nosotras, que seamos vistas como arpías aprovechadas por una, todavía, pequeña parte de la población, y básicamente seamos víctimas perpetuas que solo podemos conseguir un puesto en la sociedad llorando y no por méritos propios, y que cuando llegamos a un puesto de trabajo alto todo el mundo piense que es por cupo y no por méritos propios, suponiendo una auténtica humillación para quien verdaderamente se ha esforzado por estar allí. Somos humilladas constantemente por las feministas, que quieren que nos traten de invalidas y retrasadas profundas, demostrando que no podemos hacer nada de valor si un hombre o la ley no nos ha subido ahí antes. Me da mucha rabia, pero mucha. Estoy harta de ellas, de que si consigo trabajo, mis compañeros me vayan a tratar distante porque no saben si estoy ahí porque soy buena o por llenar un cupo, de que a los empresarios no les interese contratar mujeres porque las bajas de paternidad y maternidad no están igualadas y sigue siendo más ventajoso contratar un hombre, que mis compañeros tengan miedo de meterse a un ascensor conmigo, decir una palabra más alta que otra, o más fuera de tono que otra, y que básicamente no pueda hacer nada sin que las feminazis metan el morro para joderme la existencia.


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