¿Cómo se ha vuelto el feminismo totalitario?

¿Qué ocurre si cojo la definición de un movimiento totalitario y la comparo con las prácticas que lleva a cabo el feminismo hegemónico actual? Que se parecen mucho…

Si en este artículo que escribí hace ya un tiempo cuestioné que el feminismo moderno fuera un movimiento democrático, y llegué a la conclusión de que no lo es. Pero esta vez voy a hacerme la pregunta opuesta: ¿es el feminismo actual un movimiento realmente totalitario? Vamos a ir comparando las características del movimiento totalitario por antonomasia, el fascismo, con las del feminismo hegemónico en 2018. Indicaré con números los puntos que quiera explicar.

Definición de fascismo (sí, es la Wikipedia, quemadme):

El fascismo es una ideología política y cultural fundamentada en un proyecto de unidad monolítica denominado corporativismo, por ello exalta la idea de nación frente a la de individuo o clase [1]; suprime la discrepancia política [2] en beneficio de un partido único y los localismos en beneficio del centralismo; y propone como ideal la construcción de una utópica sociedad perfecta [3], denominada cuerpo social, formado por cuerpos intermedios y sus representantes unificados por el gobierno central, y que este designaba para representar a la sociedad.

Para ello el fascismo inculcaba la obediencia de las masas (idealizadas como protagonistas del régimen) [4] para formar una sola entidad u órgano socio-espiritual indivisible. El fascismo utiliza hábilmente los nuevos medios de comunicación y el carisma de un líder dictatorial en el que se concentra todo el poder con el propósito de conducir en unidad al denominado cuerpo social de la nación.

El fascismo se caracteriza por su método de análisis o estrategia de difusión de juzgar sistemáticamente a la gente no por su responsabilidad personal sino por la pertenencia a un grupo [5]. Aprovecha demagógicamente los sentimientos de miedo y frustración colectiva [6] para exacerbarlos mediante la violencia, la represión y la propaganda,​ y los desplaza contra un enemigo común (real o imaginario, interior o exterior), que actúa de chivo expiatorio frente al que volcar toda la agresividad de manera irreflexiva [7], logrando la unidad y adhesión (voluntaria o por la fuerza) de la población. La desinformación [8], la manipulación del sistema educativo [9] y un gran número de mecanismos de encuadramiento social [10], vician y desvirtúan la voluntad general hasta desarrollar materialmente una oclocracia [11] que se constituye en una fuente esencial del carisma de liderazgo y en consecuencia, en una fuente principal de la legitimidad del caudillo.

El fascismo es expansionista y militarista [12], utilizando los mecanismos movilizadores del irredentismo territorial y el imperialismo que ya habían sido experimentados por el nacionalismo del siglo XIX. De hecho, el fascismo es ante todo un nacionalismo exacerbado que identifica tierra, pueblo y estado con el partido y su líder.

  1. La nación es la mujer, como colectivo, en detrimento de la mujer como individuo. Para ser parte del grupo, el feminismo no se fija en tus méritos. Se fija en si eres mujer. Se promueve que las mujeres diluyan su individualidad dentro de ese grupo: el grupo está por encima del individuo. Por lo tanto, sólo se valora a la mujer como parte del grupo. Por ejemplo, si una mujer como individuo no se considera feminista, es una traidora y una alienada.
  2. Cualquier discrepancia política con el feminismo es tachada de machismo: Si te sales de la línea del pensamiento único, no merece la pena tu opinión, no tienes ni idea. Y te tocará sufrir el acoso de las ‘defensoras de la igualdad’, aunque seas mujer.
  3. Quieren construir una sociedad en la que no haya mujeres asesinadas. Exigen que las mujeres tengan toda clase de privilegios y ayudas estatales para todo. Les parece bien que la Justicia te favorezca si eres mujer. Desean que todos los puestos de trabajo importantes están igualmente repartidos entre hombres y mujeres… Un mundo ideal para ellas, una utopía feminista.
  4. Quieren conseguir la obediencia de todas las mujeres, a las que colocan como protagonistas de su utopía. Para ello, recurren al dogmatismo puro. Las militantes rara vez son formadas según su criterio y sus propias conclusiones. En vez de eso, reciben dogmas que no contrastan y casi nunca juzgan. Gran parte de los principales argumentos que esgrimen ya han sido denostados a lo largo de la última década. Sin embargo, al movimiento le da igual, mientras sigan sirviendo para mover a las masas bajo su doctrina.
  5. Da lo mismo que tú no seas violador. Da lo mismo que tú no desprecies a la mujer. Eres un hombre, y por lo tanto, tu papel en esta sociedad es el de opresor. Siempre vas a estar por encima de la mujer, y por ello, debes sentirte culpable.
  6. El feminismo genera miedo y frustración colectiva. Para ello, exagera y magnifica problemas como las violaciones, el acoso, la violencia doméstica, los piropos… Todo para crear una histeria generalizada entre las mujeres y que éstas se adhieran a la causa.
  7. El enemigo común es el heteropatriarcado, un ente abstracto que rige toda la sociedad. Éste ejerce dominación y opresión sobre las mujeres a través de los hombres. Hombres que son, sin excepción, todos partícipes y beneficiarios de él. Todos los problemas de las mujeres están causados por el patriarcado o tienen un origen machista. La mayoría de las feministas nunca ha sufrido ninguna de esas opresiones patriarcales. Sin embargo, le tienen miedo y creen que es su enemigo.
  8. Desinforman a la sociedad a través de datos falsos o manipulados y reportajes inventados (hola, Susanna), etc. El objetivo es el punto 6: miedo y frustración. Para poder imponer sus leyes totalitarias, necesitan el apoyo de la población. Para ello, necesitan que la gente crea que son necesarias para solucionar sus problemas (problemas también inventados).
  9. Intentan adoctrinar a los niños en el feminismo con nuevas «pedagogías feministas»dinámicas feministas o asociaciones universitarias para crear nuevas generaciones aún más radicales y que continúen con su doctrina. Además, así intentan eliminar toda disidencia con su ideología desde pequeños, cuando son más manipulables.
  10. Neolengua. El lenguaje es otra herramienta más que puede servir a los intereses de la política. Todos los textos escolares fascistas se basaban en un léxico pobre y en una sintaxis elemental. Así, se limitan los instrumentos para el razonamiento complejo y crítico. Eslóganes simples y efectivos, aunque irracionales, como «machete al machote», «nos queremos vivas» o un colectivista «nos violan». También se manipula haciendo uso de ciertas palabras y desterrando otras. El ‘lenguaje inclusivo’ es el nombre que le dan a este intento de controlar lo que decimos. Tenéis un análisis más complejo al respecto en este artículo.
  11. «Oclocracia es una de las formas de degeneración de la democracia. La oclocracia es el gobierno de la muchedumbre. Es decir, la muchedumbre, masa o gentío es un agente de producción biopolítica que a la hora de abordar asuntos políticos presenta una voluntad viciada, evicciosa, confusa, injuiciosa o irracional«. El gobierno de la muchedumbre… Me recuerda a esa que se leyó 300 páginas de sentencia en cinco minutos y tardó menos en pedir la expulsión de los jueces. También me viene a la cabeza el PSOE valenciano afirmando a través de su cuenta de Twitter que la sentencia no concordaba con el “veredicto popular”. Me pregunto para qué tenemos gente estudiando Derecho. El pensamiento crítico es el primer enemigo de cualquier movimiento totalitario.
  12. El feminismo está intentando ocupar y protagonizar todos los espacios de la sociedad: los medios de comunicación, la gala de los Goya, los partidos políticos, el mundo del deporte, las fiestas y ferias populares, manifestaciones de cualquier clase… Además, está adoptando posiciones cada vez más violentas, como Irantzu Varela con la katana y el cóctel molotov llamando a matar hombres, o los grupos feministas, que, cuales paramilitares de los años 30, echaron a un grupo de hombres de un pueblo.

Para terminar, quiero que comparéis dos imágenes.

Una, la propia imagen destacada de esta entrada. Una concentración feminista que hubo en Pamplona antes de las fiestas de San Fermín del 2018:

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Otra, una manifestación fascista de los años más oscuros de la Humanidad:

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Abrid los ojos de una vez, os la están colando.